sábado, 12 de noviembre de 2011

LAS ESCUELAS EN LA ESCUELA


La formación como docente incluye una fuerte conceptualización de diferente escuelas, tendencias, teorías y referentes dirigidos a explicar y comprender las complejas dinámicas que se desarrollan en los procesos cognitivos de los seres humanos.  Existe además, una legislación y ordenamiento de carácter nacional que regula y fija las directrices generales sobre las cuales  todo el sistema educativo de la nación debe estar encaminado.
No obstante, y dependiendo del contexto regional y de las políticas internas que rigen a cada institución superior que se dedica a la formación de las nuevas generaciones de pedagogos, cada facultad de educación enfatiza un estilo o tendencia que sea coherente con esas políticas internas y que hace que sus contenidos curriculares, pese a responder a una macro estructura, determinen el  perfil de egresado.
Claro está que, dependiendo entre otros muchos aspectos -que no serán parte de este ensayo- esa huella queda grabada con mayor o menor intensidad dependiendo del énfasis y dirección que el futuro pedagogo quiera darle a su quehacer. No obstante es claro que la curiosidad e inquietud frente a los desconocido; la franca desconfianza sobre lo establecido y no cuestionable; el desconcierto que produce la incoherencia entre el discurso, los procesos y los resultados… y la profunda convicción en el trabajo duro, disciplinado y reflexivo hacen que, sin importar de cual facultad sea egresado; sean estas últimas las directrices que rigen su labor docente. Atributos que acentúan mi caso particular y la de muchos colegas más.
Es así como, en el desarrollo de mi práctica docente, sin importar poseer la formación teórica especifica, las dinámicas propias de la escuela obligan explorar nuevas corrientes o estilos que, dependiendo del contexto, pueden marcar la diferencia entre un contenido más en medio de muchos otros y una oportunidad, no solo para los alumnos, sino fundamentalmente para el docente.

La primera aproximación a la Bauhaus como escuela de pensamiento surgió de la lectura, ya hace años, del libro Teoría y diseño en la primera era de la máquina de Reyner Banham; en él, utilizando la máquina como pretexto, se exploran los orígenes y consecuencias de no solo la Bauhaus, sino también del Futurismo, Expresionismo y Cubismo; para concentrarse en como y cuales fueron las consecuencias de estos movimientos en la arquitectura de la mayor parte del siglo XX.
Sin embargo, debo confesar que aparte de adquirir información muy pertinente para el desarrollo de algunas temáticas específicas en mi labor como docente, ese primer contacto podría calificarse como frío.
De igual modo, pero en otro contexto, he sentido una profunda fascinación por las expresiones artísticas de Wassily Kandinsky y Paul Klee, (y en general por toda la obra pictórica de finales del siglo XIX y comienzos del XX) autores cuya obra se centra en la representación de la realidad desde una perspectiva muy particular y cuyo hipnotismo que genera su contemplación ha sido más que inspirador en mi. No obstante ese gusto personal, no lograba articularlo con las otras dimensiones que hacen parte de mi realidad. Igual suerte corrían ciertas piezas de diseño industrial; obras y autores de la literatura universal; teorías y expresiones de la ciencia y tecnología; eventos y movilizaciones políticas de la historia universal, etc.
Como lograr entonces una lectura coherente e integrada de la realidad histórica que trascienda el simple orden cronológico de hechos, autores y situaciones particulares? pero lo más importante, como hacerlo en mis términos y con mis propias acentuaciones?
En el marco de la Especialización en Pedagogía del Diseño y en particular el abordaje a las escuelas alemanas de pensamiento de la Bauhaus y Ulm, se hizo patente la necesidad de alejamiento, entendida como la capacidad de lectura e interpretación en contexto. De este modo cobran sentido esos conceptos, teorías, productos y autores que asumidos de modo individual no permiten entenderlos ni valorarlos en su justa medida.
Cobrar sentido se refiere a cómo vivo y percibo esas diferentes expresiones, en especial la Bauhaus, porque no se puede hablar sobre una escuela o movimiento en particular si no se tiene como referencia las otras escuelas, previas, paralelas y posteriores con las cuales interactuaron; es decir, cada escuela, tendencia, estilo, o periodo cobra sentido en la medida en que se pueda explicar dentro del contexto histórico en el cual se desarrolló.
Esto último no solo involucra la  teorización y la disertación erudita; exige de parte del docente la exploración y el disfrute de su realidad. Recorrer el aula, reconocerla, sentirla;  tratar de identificar que hay detrás de eso que nos resulta algunas veces caótico y estresante; generar conexiones, vínculos entre lo conceptual y teórico con lo que se observa en la práctica; revertiéndolo en la generación de estrategias y recursos que permitan al alumno explorar, interactuar e interpretar su realidad.
Por supuesto, la reflexión de mis práctica pedagógicas están permeadas por mis miedos y esperanzas, por mis logros y derrotas por mis sueños y ambiciones y eso las hace únicas; confiriéndoles un valor no solo académico sino también personal y profesional.
Sino, de que otro modo tiene sentido?

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