viernes, 3 de junio de 2011

MOTIVACIÓN, CREATIVIDAD E INTERDISCIPLINARIEDAD.


Que invita y motiva al estudiante de Diseño considerar e incluir diferentes referentes conceptuales –diferentes a las propios de su área de formación- para estudiar, abordar, desarrollar y evaluar un problema de Diseño?


Como ya se exploró en las versiones anteriores, la inquietud pedagógica gravita  entorno a la motivación y la creatividad. Aspectos que, como manifestaciones de procesos cognitivos[1], se caracterizan, en primer lugar, por ser dinámicos y por estar en constante evolución; y que resultan únicos para cada individuo, en los cuales, según Abarca(2001), influyen elementos afectivos y motivacionales.
En segundo lugar, son capacidades susceptibles a ser estimuladas, desarrolladas y mejoradas dadas una condiciones [2], es decir, según López(1995) el desarrollo, entrenamiento, exploración y proyección de estas capacidades son ámbitos en los que los educadores deben poder intervenir con propiedad.
Por otra parte, el Diseño como actividad humana individual de procesamiento y articulación de jerarquías de alta complejidad; exige una actividad mental proyectual, así como diferentes procesos de abstracción y comunicación pertinentes para el desarrollo de “eso” que virtualizó y que dado un contexto posee sentido[3].

Es claro que el Diseño como definición y el Diseño como proceso necesariamente involucra el uso de múltiples referentes conceptuales.
Por lo tanto es fundamental la importancia y mutua dependencia de esas dos características (Motivación – Creatividad) en los procesos de formación en diseño, porque es aquí donde se gestan los procesos que permiten generar una genuina pulsión dentro estudiante para abordar la interpretación de la realidad desde su complejidad; en otras palabras en términos de Morin(2001)” asumir  lo local y lo global, lo multidimensional, en resumen lo complejo, es decir las condiciones del comportamiento humano[4]”.